domingo, 27 de octubre de 2013

El bombardero pasará: doctrinas aéreas de entreguerra

Los años 20 y 30 fueron una época de grandes discusiones sobre el uso de las fuerzas aéreas. Algunos militares, considerados como visionarios o profetas, afirmaron que en el futuro las guerras se podrían decidir mediante el uso del bombardero. El enemigo sería destruido mediantes ataques en centros neurálgicos, fábricas y otras infraestructuras.

Esto nueva doctrina causó debates y rivalidades entre casi todos los paises. Este tema pretende tratar las doctrinas aéreas de algunos de los paises implicados en la Segunda Guerra Mundial.

El Reino Unido

Un tema de este tipo es casi obligatorio empezarlo por el Reino Unido, país donde se desarrolló una buena parte del pensamiento estratégico de las fuerzas aéreas en los años 20 y 30. Las razones son muchas, y algunas incluso se basan en la propia geografía del pais.

El Reino Unido ha sido desde hace mucho tiempo un país que daba prioridad a su Marina, que protegía las líneas de comunicación y el comercio con el Imperio. El ejército era relativamente pequeño, y en los conflictos europeos se cooperaba con potencias terrestres para derrotar a sus rivales.

La primera guerra mundial cambió muchas cosas. Los británicos mandaron un ejército de gran tamaño, sufriendo enormes pérdidas. Sin duda el hecho que más marco el pensamiento aéreo fue el bombardeo de Londres y otras ciudades de Inglaterra. En Mayo de 1917 una formación de Gothas aparecía sobre Folkestone y bombardeaba unas instalaciones del ejército, matando a 95 personas y dejando a 132 heridas. En las semanas siguientes semanas, los bombardeos segurían, causando la muerte de cientos de personas.

Si bien la reacción de la sociedad fue calmada, la histeria se apoderó de políticos y prensa. Estos bombarderos significaban la llegada de una nueva era, y se rompían siglos de aislacionismo en las islas. Con el temor a la desmoralización de fondo, se procedió a traer cazas y equipos AA basados en Francia. Tras varios meses, los alemanes cesarían los ataques diurnos debido a las pérdidas, pasando a lanzar ataques esporádicos con dirigibles y aviones durante la noche.

Estos raids significarían el nacimiento de la RAF, cuyo primer jefe de operaciones fue Hugh Trenchard. Trenchard contaba con amplia experiencia en aviación, y había dirigido las operaciones del cuerpo aéreo en Francia, apoyando las operaciones terrestres. Curiosamente se había opuesto a la creación de una fuerza aérea independiente, opinando que dificultaría la coordinación con el ejército.

Trenchard no duraría mucho en esta posición debido a divergencias con varios ministros. Su siguiente puesto no serían menos importante: pasó a dirigir las operaciones de bombardeo, al mando de la nueva Independent Air Force, una unidad destinada a bombardeos estratégicos. Hasta el final de la guerra se lanzaron 543 toneladas de bombas contra objetivos en Alemania, perdiendo 109 aviones.

El final de la guerra traería muchos cambios en la RAF, que en 1918 era más grande que el primer cuerpo expedicionario enviado a Francia en 1914. El gobierno redujo rápidamente la plantilla. De hecho se puede decir que el desarme del Reino Unido casi fue como el de Alemania. Entre 1920 y 1938, la RAF sólo recibió un 17% del presupuesto asignado a las FFAA. En algunos momentos hasta se pensó en disolver la RAF.

Trenchard tuvo una importancia capital en esta época. En 1919 fue nombrado jefe de operaciones por Churchill, ministro de guerra en la época. Sus dotes para la organización eran muy apreciados por el político conservador, y serían muy útiles en estos años.

Trenchard basó su defensa de la RAF en la idea de que una fuerza de bombarderos podía decidir guerras. Incluso planteó la sustitución de unidades terrestres por aviones en algunas partes del imperio. Los cazas no eran considerados como peligrosos, ya que su débil armamento y trepada dificultaba la intercepción de un enemigo. Trenchard estableció dos factores fundamentales para su doctrina estratégica:

a) Causar daños materiales y vitales en centros de producción de material de guerra.
b) Conseguir el máximo efecto en la moral mediante ataques en la parte más sensible: la clase trabajadora.

Estas ideas puede que sean un salto de décadas en el pensamiento de la guerra, pero en la época no se sostenían cuando se comparaban con la fria realidad. Tras el Armisticio, los británicos realizaron un estudio de las zonas atacadas en Alemania. Se afirmó que el daño material había sido ínfimo en comparación con el moral. Esta se asume que se desplomará cuando los bombardeos sean masivos y las factorías comencen a ser destruidas.
                                                         
                                                        Trenchard (www.rafmuseum.org.uk)

Estas ideas tampoco tenían en cuenta muchos factores que dificilmente podían ser explorados con los fondos asignados. Los bombarderos deberían volar preferentemente de noche, incluso con mal tiempo, y descargar las bombas con mucha precisión. Esto puede parecer sencillo pero en los años 20 y 30 era todo un desafio. En los ejercicios las tripulaciones utilizaban las luces de la ciudad y vias de tren en misiones diurnas, pero en un país enemigo estas ayudas dificilmente estarían disponibles. En los dos años anteriores a la guerra, 479 bombarderos aterrizaron en diversas bases debido a problemas de orientación. Esto con buen tiempo claro, si era malo no se volaba para evitar perder aviones en accidentes.

Luego hay otros factores que no se suelen tomar en cuenta. Los ejercicios de defensa frente a interceptores dificilmente eran realistas, pensando que una formación cerrada sería impenetrable. Las bombas transportadas no eran muy potentes, y la mayoría de los mandos pensaba que 10 bombas de 200 libras era mejor que una de 2000, ya que así las posibilidades de acertar aumentaban. Otros elementos, como las miras, no permitían mucha precisión si había mucho movimiento. La inteligencia británica durante la entreguerra era muy reducida, por lo que apenas existía información sobre qué bombardear.

Para ilustrar los problemas, merece la pena recordar un ejercicio realizado por la RAF en 1937. En un campo de maniobras se colocaron 30 aviones obsoletos en una círculo de 1.000 yardas, y se procedió al bombardeo desde alta y baja altura durante una semana. Los resultados son lapidarios: 2 fueron completamente destruidos, otros 11 dañados sin remedio, 6 dañados pero reparables, y 11 intactos.

La década de los 30 traería una serie de avances que ponía más en entredicho las teorías de Trenchard. La aparición del radar significaba que los cazas podían ser mantenidos en tierra y guiados hasta su objetivo, negando gran parte de la ventaja del bombardero. La aparición de monomotores como el Il-16 y Bf-109 suponía un salto adelante en prestaciones. Estos aviones superaba a algunos bombarderos por 200 km/h. La aparición de motores más potentes permitía el montaje de armas más pesadas, como ametralladores de 12.7 o cañones de 20mm. Dos meses, la RAF recibía un informe con la siguiente afirmación:

"Los recientes sucesos en China y España indican claramento que con el uso de esos aviones en el teatro, cazas de escolta son absolutamente necesarios para la protección de bombardeos. Hasta donde se esta política es completamente contraria a la opinión sostenida por el Air Staff."

Esto cayó como un jarro de agua. Tras dos décadas y con Alemania en posesión de la fuerza aérea más potente, surgían estos problemas. La Luftwaffe iba a ser otro factor muy importante. Los alemanes comenzaron desde los 30 a rearmarse con aviones más modernos que los británicos. Al no poder permitirse una fuerza aérea y estratégica, se consideró que la aviación táctica podía ser utilizada en misiones estratégicas. Al comienzo de la guerra la Luftwaffe disponía 2130 bombarderos y 1230 cazas. La RAF oponía 608 y 536.
              
                                 Bf-109E utilizado en España (www.ejercitodelaire.mde.es).

Viendo el panorama ¿Qué se debía hacer? un ataque sobre ciudades alemanas tendría dos consecuencias:

- Propaganda negativa por el uso de fuerza militar contra objetivos militares.
- Respuesta alemana varias veces superior.

Con este panorama, al inicio de la guerra la RAF desarrolló un plan para atacar... navios de guerra basados en Wilhemshaven. Una misión para la cual ni se había entrenado ni preparado. Misiones antibuque, tácticas o de escolta habían sido consideradas como innecesarias, ya que el bombardeo estratégico ganaría por la vida rápida.

Estados Unidos

La nación americana siempre fue un modelo peculiar a la hora de crear doctrinas, y la del bombardero estratégico no iba a ser diferente. El arma aérea se ajustaba muy bien a algunos problemas surgidos en la Primera Guerra Mundial. Los requerimientos humanos y las bajas eran mucho menores que la infanteria, y se mostraba como un arma muy flexible, ya que podía actuar en cualquier teatro/batalla, al contrario que la US Navy o Army. Frente a la carniceria de la PGM, el bombardero estratégico era una arma relativamente barata, rápida y potente. "Billy" Mitchell utilizaría este argumento para mantener fondos para el cuerpo aéreo (USAAC), que todavía pertenecía al ejército, y cuya doctrina de ataque estratégico carecía de la bendición del Departamento de Guerra.

La doctrina de los años 20 era algo diferente a la británica. El laboratorio donde se ideaban las formulas era el "Air Corps Tactical School" (ACTC), donde se probaron e idearon las doctrinas de la futura USAAF. Al contrario de la RAF, Mitchell y sus colegas no veían el bombardeo estratégico como un asalto aéreo. Se pensaba que un pequeño número de bombarderos podría destruir puntos vitales en la industria enemiga, creando pánico y paralizando el país. Tampoco se marginaba a los cazas, o aviones "pursuit", como eran conocidos en la época. Viendo las pérdidas causadas por los cazas a bombarderos y aviones de observación, se creía que la primera tarea era destruir la fuerza aérea enemiga. Los aviones pursuit eran como la infanteria, sin ellos, el aplicar otras armas era imposible.

En su primer libro, Mitchell afirmó que el radio de aviones debía ser 60% pursuit, 20% bombarderos y 20% aviones de observación. Los cazas enemigos eran considerados como la primera amenaza, a pesar de que se tenía fé en el armamento defensivo de los bombarderos.

                  
                                         William Lendrum "Billy" Mitchell (dca.gwphipsi.com)

Sin emabargo, con la llegada de los 30, la influencia de Douhet sería cada vez más notable. Mitchell siguió defendiendo los aviones de caza, pero solía utilizar el bombardero como reclamo publicitario. A esto se unía la llegada de bombarderos más potentes y con más carga útil, y se empezó a sugerir el uso del bombardero de manera independiente. Los manuales de entrenamiento de 1923 afirmaban que un bombardeo "tendrá un efecto directo, aunque no inmediato mediante el ataque a la industria enemiga." Esto condenaría a la aviación enemiga. El papel del avión de escolta sólo se consideraría en caso de ser necesario.

La última línea evidentemente fue un error, pero a mediados de los 30 el bombardero todavía tenía ventaja debido a su velocidad, techo y carencia de radares. Claro que todo esto iba a cambiar. La doctrina americana de la época hacía hincapie en los siguientes puntos:

1) El objetivo nacional en una guerra es romper la resistencia del enemigo y forzarlo a nuestra voluntad.
2) El cumplimiento de este objetivo requiere una guerra ofensiva.
3) Las misiones militares se hacen de mejor manera si hay cooperación entre unidades aéreas, terrestres y navales.
4) La misión en el aire es atacar la estructura enemiga de manera completa, dislocando actividades industriales, económicas, políticas, militares y sociales.
5) La guerra moderna pone el acento en factores materiales que pueden afectar al enemigo, interrumpiendo su red industrial, que sólo es vulnerable a la rama aérea. La dislocacin del tejido industrial es el verdadero objetivo, ya que un colapso de éste causará un bajón en moral suficiente para causar una rendición.
6) Las guerras futuras comenzarán con acciones aéreas. Debemos tener una fuerza aérea adecuada para asegurar la defensa y comenzar inmediatamente operaciones aéreas ofensivas. El bombardeo del enemigo debe comenzar tan pronto como posible.

La llegada del archiconocido B-17 con su mira Norden a mediados de los 30 pareca dar al USAAC el arma perfecta para su doctrina. Armado con 12 ametralladoras de .50, una carga de 5.000-6.000 libras, y excelentes prestaciones a gran altura, era un avión imponente. En 1936 se asumió que los B-17 podrían llegar en formación hasta su objetivo sin ser descubiertos, realizar el bombardeo, y rechazar cualquier ataque de interceptores. A fin de cuentas, los cazas de la época montaban armamento de menor calibre. El diseño de un caza de escolta se consideró inviable, porque se asumía que los interceptores atacarían sobre el objetivo, y un caza de escolta no tendría el alcance necesario, y en caso de lograr, sería tan grande que no podría combatir contra los mucho más pequeños cazas.
   
B-17B en Pearl Harbour (wikimedia).

La mira Norden daba gran precisión para la época. Desde 12.000 pies podía alcanzar un objetivo con una bomba de 250 libras. Esto hizo que se sobreestimase la capacidad de bombardeo, ya que estos ejercicios se realizaban en el suroeste de EEUU. En Europa el tiempo era mucho peor, muy a menudo nublado, y cambiaba 6 veces más rápido.

El final de los 30 iba a poner muchas de estas ideas en entredicho. La aparición del radar -totalmente desconocido por los americanos- supuso toda una revolución. En cualquier caso, la USAAF fue mucho más flexible que la RAF, que en más de una ocasión estuvo a punto de desangrarse. Desde el principio de la guerra, el gobierno americano dio prioridad a la producción de aviones. El esfuerzo industrial destinó un 40% del esfuerzo de la guerra a su producción. El ejército fue limitado a 100 divisiones para poder dotar con material humano a la altura de los requerimientos. Con los recursos y personal se hubiesen podido organizar 25 divisiones blindadas.

En Septiembre de 1939 el Air Corps estableció un objetivo de 24 grupos operacionales para el 30 de Junio de 1941. El Mayo de 1940 el programa de expansión estableció un requerimiento de 7.000 pilotos por año y 41 grupos. El día que cayó Francia se hicieron ordenes por 14.000 aviones. Dos meses después, la cifra subió a 12.000 pilotos y 54 grupos. El 8 de Agosto, los planes contaban con 21.470 aviones y 119.000 personal. El 17 de Diciembre de 1940 un nuevo programa alcanzaba la cifra de 30.000 pilotos al año. La capacidad industrial americana iba a ser vital en el conflicto.

Alemania

La doctrina aérea alemana es diferente a la británica. Probablemente se deba al hecho de que ellos fueron los que perdieron la primera guerra mundial, por lo que estudiaron las lecciones de la gran guerra. Una de las mayores críticas vertidas al fue Luftstreitkräfte fue el que se limitase a esperar al enemigo en sus propias líneas, como en la Batalla de Verdún. Esto permitía al enemigo tener la iniciativa y concentrar sus recursos. Precisamente este fue un punto fuerte de la campaña de bombardeo con Zeppelins, mediante el uso de estos dirigibles, el enemigo tuvo que hacer un esfuerzo sin precedentes, llegando al extremo de trasladar unidades desde Flandes al sur de Inglaterra.

La doctrina alemana, diseñada por el capaz Walther Wever, no confiaba plenamente en los argumentos de Douhet. La aviación podía tener un efecto decisivo sobre la industria enemiga, pero también existía el riesgo de que tardase demasiado en llegar. Por ejemplo, en varios "juegos de guerra" donde se simuló un ataque aéreo estratégico, el resultado fue que los primeros ataques no bastaban para destruir la fuerza aérea enemiga, y que se necesitaban cazas y artillería AA.


Walther Wever (www.bundesarchiv.de)

En cualquier caso, la Luftwaffe daba mucha importancia al bombardeo de centros de comunicaciones y transporte, objetivos que pueden clasificarse como estratégicos. La Luftwaffe utilizaría el término “operacional” para referirse a ella. Unos extractos del manual de la Luftwaffe sobre la conducta de batalla aérea:

9) El objetivo final de la guerra es derrotar a las FFAA enemigas.
10) La misión de la fuerza aérea es trabajar en este objetivo mediante la conducta de una guerra aérea en el contexto de la guerra en sí.
El combate aéreo contra la fuerza aérea enemiga debilita la fuerza aérea enemiga y simultaneamente protege nuestras FFAA, espacio aéreo, pueblo y hogar.
Mediante la intervención en operaciones terrestres y navales, la fuerza aérea apoya al ejército y marina.
Mediante el ataque a los recursos que alimentan al enemigo y la interdicción de suministros, la fuerza aérea busca someter las FFAA enemigas.
11) Sólo en el contexto de la guerra en general se puede establecer como conseguir el máximo efecto en el curso de la guerra, y que misiones deben tener la máxima prioridad.
Los objetivos más importantes deben ser considerados según consideraciones militares, políticas y económicas. La estructura del país, asi como el carácter de su pueblo, y nuestras propias capacidades, deben tenerse en cuenta en estas decisiones. El potencial y límite de la Luftwaffe debe también tenerse en cuenta.

En un discurso de 1935 Wever estableció las misiones de la Luftwaffe:

1) Destruir la fuerza aérea enemiga mediante ataques con bombarderos en su país, destruyendo bases y fábricas, mientras las formaciones enemigas enviadas a atacar Alemania son destruidas por fuerzas aéreas y terrestres.
2) Impedir el movimiento de grandes fuerzas enemigas a puntos decisivios mediante ataques a nudos ferroviarios y carreteras (particularmente puentes, túneles etc), indispensables para el movimiento y suministro de estas fuerzas.
3) Apoyar el movimiento de formaciones terrestres independientemente de vías ferreas, por ejemplo, fuerzas acorazadas, impidiendo el avance enemigo y participando directamente en las operaciones terrestres.
Creemos que si estas fuerzas son concetradas conveinientemente en una situación decisiva, la fuerza aérea permitirá un Tannenberg moderno manteniendo las reservas enemigas –incluso ejércitos- lejos del campo de batalla.
4) Apoyar nuestas operaciones navales.
5) Paralizar al enemigo destruyendo la producción de armamento.

A pesar de todo, compartía con Douhet la necesidad de un bombardero de gran alcance que pudiese atacar objetivos a más distancia, pero tras su muerte estos proyectos (Ju-89 y Do-19) se cancelaron. Su sustituto, el General Hans Jeschonek, jefe de estado mayor de la Luftwaffe entre 1937 y 1943 tenía una opinión diferente:

“… era un firme defensor de la idea de que los bombarderos medios y ligeros debían formal la espina dorsal de la Luftwaffe. Esta visión era compartido por Goering, comandante en jefe, y Udet, director de desarrollo y adquisición.”

El General Werner Baumbach resumió los argumentos en los que se apoyaba esta visión:

1) Alemania, debido a carencias de meterias primas y límites en la producción, no se podía permitir grandes flotas de bombarderos multimotor.
2) El bombardeo de área era poco económico, y la Luftwaffe se debería concentrar en el bombardeo en picado.
3) Lo más importante. Hitler, muy al contrario de Wever, estaba convencido de que podía limitar la guerra al continente europeo, y que no tendría que luchar frente al Reino Unido.

Teniendo en cuenta la situación de Alemania, no es de extrañar esta opinión. A finales de los 30 la Luftwaffe estaba pasando a una generación de aviones más modernos, representados por el Do-17, He-111 y Ju-88. Estos modelos necesitaban tiempo para ser absorvidos en las unidades. El 1 de Agosto de 1938 la Luftwaffe tenía una disponibilidad media de sólo el 57% (49% para los bombarderos). Estos datos sólo se mejoraron a base de reducir las horas de entrenamiento, que tampoco sobraba. Sólo se disponía de 2/3 de las tripulaciones necesarias y un 40% no eran completamente operacionales.

Otro factor que tuvo influencia fue la falta de artillería en el ejército. Tras el tratado de Versailles el ejército alemán se vio obligado a renunciar a ella. Cuando comenzó el rearmamento, el deficit era claro si se compara al de otros paises. La Luftwaffe se vería obligada a compensar esta deficiencia con el uso de aviones de apoyo cercano.


He-111 sobre España (www.airspacemag.com)

La producción no podía expandirse más y Alemania no tenía las materias primas o financiación como para desplegar una fuerza de bombarderos estratégicos. En 1938 el presupuesto asignado al ministerio del aire era de 6.1 billones de marcos, pero se tuvo que reducir a 4.5. La ocupación de otros paises -sobre todo Austria y Checoslovaquia- ayudó mucho a solucionar los problemas financiertos, pero nunca se contempló la creación de una gran flota de bombarderos estratégicos.

Las lecciones de la Legión Condor en España fueron muy útiles para probar muchas tácticas de apoyo. Al mando de Von Richthofen, la unidad tuvo mucho éxito apoyando el avance de las tropas nacionales. La efectividad de los ataques estratégicos no se pudo probar debido a la falta de objetivos, pero otras muchas conclusiones (navegación, punteria) abrieron los ojos de oficiales y altos mandos.

Al inicio de la guerra los bombarderos representaban en la Luftwaffe un 60% de los aviones, mientras los cazas sólo llegaban al 30%. En los primeros años de la guerra la doctrina alemana se mostró netamente superior a la de los aliados, sobre todo en coordinación con tropas terrestres. Los alemanes fueron los primeros en desplegar "Flotas aéreas", que apoyaban el avance de unidades terrestres.

En el aspecto negativo, merece la pena resaltar que las campañas estratégicas en Rusia y Reino Unido fueron sendos fracasos. En cualquier caso, sólo la llegada del caza de escolta hizo viable esta doctrina.

Fuentes y enlaces de interés

- Bombing the European Axis Powers: A Historical Digest of the Combined Bomber Offensive 1939-1945, de R. D. Davis. Air University Press Maxwell Air Force Base (2006)
- The Luftwaffe over Germany, Defense of the Reich, de D. Caldwell y R. Muller. Greenhill books, 2007.
- "Luftwaffe strategy for defeat" de W. Murray. Gráficos colgados por Meyer en el foto Por tierra, mar y aire.
- The right of the line, de John Terraine, Wordsworth military library (1998).
- Eagle in flames, the fall of the Luftwaffe, de E.R. Hooton, MPG books (1997).
- Bomber Command, de M. Hastings, Pan Books (1999).
- Junkers Ju 87 Stuka, de M. Griehl, Crowood Press Ltd (2001).

3 comentarios:

  1. Hola Alejandro, interesante entrada.
    Veo que una de tus referencias es "Eagle in flames, the fall of the Luftwaffe". Qué tal tu opinión de Hooton y sus libros? En Amazon cuenta con opiniones encontradas.
    Saludos

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  2. La obra me gustó bastante, además se encuentra a precio de saldo en internet. He mirado en Amazon Reino Unido y EEUU y no he encontrado malas críticas. En su día lo recomendé:

    http://alejandro-8.blogspot.co.uk/2014/01/eagle-in-flames-fall-of-luftwaffe.html

    Saludos.

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    1. Gracias por el dato.
      Respecto al autor, te dejo unos cuantos libros del mismo que tienen una crítica variada:

      https://www.amazon.com/Luftwaffe-Complete-History-1933-1945/dp/1906537186/ref=sr_1_11?s=books&ie=UTF8&qid=1490724431&sr=1-11

      https://www.amazon.com/Stalins-Claws-Operations-Barbarossa-1937-1941-ebook/dp/B00F0NV4RU/ref=sr_1_7?s=books&ie=UTF8&qid=1490724431&sr=1-74

      https://www.amazon.com/Prelude-First-World-War-1912-1913/dp/1781551804/ref=sr_1_6?s=books&ie=UTF8&qid=1490724431&sr=1-6

      https://www.amazon.com/War-over-Steppes-campaigns-Aviation/dp/1472815629/ref=sr_1_5?s=books&ie=UTF8&qid=1490724431&sr=1-5


      En particular el libro de las guerras balcánicas me interesaba mucho.

      Un saludo

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