viernes, 19 de agosto de 2016

1812: La trágica marcha de Napoleón sobre Moscú

Este libro apareció en 2004, y algunas críticas lo consideraron como uno de los mejores en su campo. El autor, Adam Zamoyski,  es de origen polaco y pudo acceder a fuentes y testimonios de varios países. Como él mismo indica, se han escrito más de 5.000 obras sobre la invasión francesa de Rusia, y las versiones han cambiado enormemente según la época y situación política.

El libro empieza en 1807, cuando los dos protagonistas se encuentran para firmar el tratado de paz de Tilsit. El joven zar Alejando queda muy impresionado por Napoleón, que trata de ganarse su favor. El acuerdo es generoso con Rusia, y Napoleón accede a mantener al rey de Prusia. Napoleón cree que se ha ganado a Alejandro, lo que le costará muy caro en el futuro.

A pesar de que ambos países son aliados –Napoleón incluso contempla casarse con la hermana del Zar- hay problemas que deterioran las relaciones. No se trata únicamente del Bloqueo Continental, que daña la economía rusa, sino también de la cuestión  polaca. Francia ha creado el Gran Ducado de Polonia, que busca recuperar regiones en Rusia. También hay tensiones sociales y religiosas. Rusia es la capital de la Iglesia Ortodoxa, y se ve a los franceses como “infieles”. Los ideales de la Revolución Francesa no son bien vistos por muchos rusos, a pesar de que las relaciones entre ambos imperios habían sido muy fluidas. De hecho, el Zar bromeaba que hablaba francés mejor que Napoleón.

Zamoyski también hace un interesante análisis de la situación en Europa Central. Muchos austriacos y alemanes recibieron con alegría a los franceses, pero la actitud cambia al ver que no se aplican los ideales de la Revolución y se comportan como conquistadores.

Los ejércitos de ambos bandos son descritos en 2 capítulos. En la opinión del autor Napoleón creó un ejército demasiado grande, lo que supuso un problema más adelante. Una parte de la artillería era de bajo calibre y poco útil. Había reclutas sin la preparación física o mental para un teatro como el ruso, y se trajeron caballos poco adecuados para su uso en caballería.

De la descripción del Ejército Ruso destaca las malas relaciones entre muchos de sus oficiales. Barclay, ministro de defensa y comandante, no era bien visto por muchos de sus compañeros, que además criticaban su origen alemán. Su estrategia de retirada tampoco era popular. Otros oficiales como Bagration eran partidarios de lanzar un ataque preventivo contra Francia.

Cuando empieza la invasión empiezan a aparecer los problemas que Zamoyski explica. Un cuerpo de caballería sufre pérdidas incluso antes de entrar en combate por falta de forraje. Todos los días se producen deserciones e incluso suicidios. Al contrario que en otros países de Europa, en Rusia  las distancias son enormes y con pocos pueblos. A los franceses les resulta mucho más complicado encontrar suministros. Napoleón tampoco está al nivel de otras campañas. No tiene un plan claro, sólo buscar una batalla decisiva y forzar a los rusos a entrar en una alianza. La retirada rusa le hace dudar. La confusión aumenta porque el Ejército Ruso muchas veces no toma decisiones claras, causadas por la tensión en los mandos. Barclay sigue con la política de retirada pero su posición cada vez es más impopular.

Napoleón toma Vilna y derrota a los rusos en Smolensk, pero sigue sin doblegar al Zar. Los rusos intensifican su política de tierra quemada y pasan a llevarse todo, incluyendo la administración local. Barclay es sustituido por Kutuzov, el héroe ruso. Zamoyski dedica muchas páginas al célebre mariscal. Es mucho más popular que Barclay pero ya es mayor. Muchas veces no comunica correctamente las órdenes, por lo que en sus ejércitos suele haber confusión. Sigue con la política de Barclay y parece temer plantar cara a Napoleón.

Ante la presión de la población y del propio Zar, Kutuzov decide plantar batalla en Borodino. Posteriormente Napoleón la describiría como su batalla más sangrienta. No se alcanzaría una cifra de bajas similar en un solo día hasta el Somme. Zamoyski utiliza testimonios para describir esta sangrienta batalla. Los franceses no identificaron correctamente las fortificaciones (de 3 barreras en vez de 2) y Napoleón ordenó lanzar un ataque frontal.

Los dos ejércitos se enfrentaron durante todo el día en combates frontales hasta quedar exhaustos. Finalmente los rusos se retiraron, lo que no impidió a Kutuzov anunciar la “victoria” al Zar. Napoleón logra una victoria pírrica, pues sufre miles de bajas pero no doblega al enemigo.

Tras la batalla Napoleón pudo ocupar Moscú. La ciudad sufre saqueos y tras varios días es incendiada.  El autor dedica muchas páginas a este capítulo y a describir la convivencia entre los habitantes y soldados. Muchos pensaron que tras ocupar la antigua capital y ciudad santa, Alejandro firmaría la paz, pero tampoco fue el caso.

Las semanas van pasando y las tropas pueden descansar, sobre todo aquellas que están basadas en la ciudad. Las que se encuentran en la afueras siguen teniendo problemas de abastecimiento. Zamoyski vuelve a criticar la indecisión de Napoleón, que quiere negociar con el Zar. En un momento incluso contempla avanzar contra San Petersburgo, donde está la corte rusa. El buen tiempo provoca que se confié, y cuando se le advierte de las consecuencias de una retirada tardía, lo rechaza, afirmando que las historias del frío en Rusia son para asustar a los niños.

El 19 de octubre empieza la retirada. Napoleón se retira por el camino de ida, que ha sido devastado por los combates. El autor es crítico porque la decisión es tardía y no se ha preparado. Había miles de heridos que habrían podido ser evacuados antes ya que no tenía sentido mantenerlos en la capital. Se podría haber hecho lo mismo con las unidades de caballería sin monturas, que no servían para nada. Todo lo saqueado ocupaba espacio y aminoraba la marcha.

La retirada de Moscú hasta Alemania es muy conocida. La Grande Armée sufrió en torno a un 90% de bajas. El autor ofrece relatos dantescos. En los siguientes meses la temperatura va cayendo hasta alcanzar -35°C. La obra está salpicada de muchos testimonios de los soldados, con terribles casos congelación. Los cosacos, que durante el avance provocaban casi risa, ahora hostigaban a los rezagados de manera continua. Zamoyski también destaca que el clima influyó más en algunas unidades que en otras. Los polacos por ejemplo se prepararon mucho más,  no sólo ellos sino también a los caballos.

Como es de esperar, se cubren los cruces del Dnieper (en Orsha) y sobre todo del Berezina, donde los rusos estuvieron cerca de embolsar a toda la Grande Armée. Gracias a los esfuerzos de los pontoneros holandeses del general Eblé, se construyeron dos puentes que permitieron cruzar el río. El autor tampoco se olvida del destino de los prisioneros de ambos bandos. En esta parte del libro me hubiese gustado que Zamoyski dediase más páginas a los rusos. Por ejemplo, el ejército de Chichagov aparece casi de la nada. Los mapas de las batallas tampoco son nada del otro mundo, pero suficientes porque los movimientos de tropas no se analizan en gran detalle.

En diciembre Napoleón se ve obligado a regresar a Francia debido a un intento de golpe de estado. Murat le sustituye al mando. El mariscal no tiene la presencia de Napoleón –enormemente popular incluso tras este desastre- y la moral y la disciplina se ven afectadas.

El libro termina con un repaso de las consecuencias y pérdidas, centrándose en Francia. Varios aliados (más bien forzosos) cambiaron de bando. Napoleón tuvo que reclutar un nuevo ejército que fue derrotado, a pesar de volver a mostrar brillantez en el campo de batalla. En Rusia muchos pensaron que se abriría una etapa más liberal pero se volvió al régimen reaccionario.

En resumen, una obra excelente y muy recomendable para cualquier aficionado a la historia. Francamente me podría pasar horas hablando sobre ella. Las ilustraciones y dibujos utilizados son de veteranos que describen la situación en toda su dureza. El mismo autor explica que no quiere utilizar los cuadros románticos con tropas formadas y perfectamente uniformadas. En total el libro tiene 550 páginas, pero se leen a buen ritmo. La edición en inglés es más barata -menos de 5 euros en algunos casos-, pero hace falta tener un buen conocimiento porque hay vocabulario muy específico.

Fuentes y enlaces de interés:

- Moscow 1812: Napoleon's Fatal March, de Adam Zamoyski. HarperCollins Publishers Inc (2004).
- 1812: La trágica marcha de Napoleón sobre Moscú, de de Adam Zamoysky (autor) y  Matilde Fernández de Villavicencio (traductor). HISTORIAS (2005).
- https://www.theguardian.com/books/2004/apr/18/historybooks.features1

1 comentario:

  1. Suena muy interesante, Alejandro. Voy a ver a cuanto se consigue en Argentina, que ultimamente está muy "salada". Por casualidad leiste Russia against Napoleon de Lieven? Que te pareció?

    Saludos

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